jueves, 14 de noviembre de 2019

La Confesión: una guía paso a paso. El Plan de DIOS.

La Confesión: una guía paso a paso

En esta breve guía encontrarás una ayuda para prepararte a recibir con fruto el sacramento de la Reconciliación: incluye una explicación de los pasos para acercarse a la Confesión, unos exámenes de conciencia y textos para meditar en la grandeza del perdón que Dios nos quiere dar.
DE LA IGLESIA Y DEL PAPA
San Josemaría solía llamar a la Confesión el sacramento de la alegría, porque a través de él se recuperan el gozo y la paz que trae la amistad con Dios, un don que solo el pecado es capaz de robar a las almas de los cristianos.

¿Qué es la confesión?
“El sacramento de la Reconciliación es un sacramento de curación. Cuando yo voy a confesarme es para sanarme, curar mi alma, sanar el corazón y algo que hice y no funciona bien”[1].
¿Por qué confesarse?
Explica el Papa Francisco que “el perdón de nuestros pecados no es algo que podamos darnos nosotros mismos. Yo no puedo decir: me perdono los pecados. El perdón se pide, se pide a otro, y en la Confesión pedimos el perdón a Jesús. El perdón no es fruto de nuestros esfuerzos, sino que es un regalo, es un don del Espíritu Santo”[2].
¿Es complicado confesarse?
No lo es tanto: en el Catecismo, la Iglesia nos propone cuatro pasos para una buena confesión[3]:
1) Examen de conciencia;
2) Contrición (o arrepentimiento), que incluye el propósito de no volver a pecar;
3) Confesión;
4) Satisfacción (o cumplir la penitencia).
Son cuatro pasos que damos para poder recibir el gran abrazo de amor que Dios nuestro Padre nos quiere dar con este sacramento: “Dios nos espera, como el padre de la parábola, extendidos los brazos, aunque no lo merezcamos. No importa nuestra deuda. Como en el caso de hijo pródigo, hace falta sólo que abramos el corazón”[4].
Explicamos a continuación estos cuatro pasos, que ayudarán para vivir en toda su grandeza este sacramento de la misericordia de Dios.
1. Examen de conciencia
EL EXAMEN DE CONCIENCIA CONSISTE EN REFLEXIONAR SOBRE TODO AQUELLO QUE NOS HAYA PODIDO ALEJAR DE DIOS
“¿Qué consejos le daría a un penitente para hacer una buena confesión? –se pregunta Papa Francisco-. Que piense en la verdad de su vida frente a Dios, qué siente, qué piensa. Que sepa mirarse con sinceridad a sí mismo y a su pecado. Y que se sienta pecador, que se deje sorprender, asombrar por Dios”[5].
El examen de conciencia consiste en reflexionar sobre aquellas acciones, pensamientos o palabras, que nos hayan podido alejar de Dios, ofender a los demás o dañarnos interiormente.
Es el momento de ser sinceros con uno mismo y con Dios, sabiendo que Él no quiere que nuestros pecados pasados nos opriman, sino que desea liberarnos de ellos para poder vivir como buenos hijos suyos.
Ofrecemos algunas preguntas para ayudarte a reflexionar sobre qué puedes pedir perdón a Dios. Sirven solo como una orientación: lo más importante es entrar en el propio corazón y admitir las propias faltas. Si quieres, durante la confesión puedes pedir al sacerdote que te ayude proponiéndote otras cuestiones.
2. Contrición y propósito de no volver a pecar
LA CONTRICIÓN, O ARREPENTIMIENTO, ES UN DOLOR DEL ALMA Y UN RECHAZO DE NUESTROS PECADOS, QUE INCLUYE LA RESOLUCIÓN DE NO VOLVER A PECAR
La contrición, o arrepentimiento, es un dolor del alma y un rechazo de nuestros pecados, que incluye la resolución de no volver a pecar. Es un don de Dios: por eso, si te parece que aún estás apegado al pecado –que, por ejemplo, no te ves con fuerzas de abandonar un vicio, perdonar a una persona o enmendar un daño causado–, pídele a Él que obre en tu corazón, para que rechaces el mal.
A veces, el arrepentimiento llega con un sentimiento intenso de dolor o vergüenza, que nos ayuda a enmendarnos. Sin embargo, no es indispensable sentir ese tipo de dolor: lo importante es comprender que hemos obrado mal, tener deseos de mejorar como cristianos y hacer el propósito de no volver a cometer esas faltas.
“La contrición –explica el Papa– es el pórtico del arrepentimiento, es esa senda privilegiada que lleva al corazón de Dios, que nos acoge y nos ofrece otra oportunidad, siempre que nos abramos a la verdad de la penitencia y nos dejemos transformar por su misericordia”[6].
Existen varias oraciones que sirven para manifestar la contrición, por ejemplo la siguiente:
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todos mis pecados y los aborrezco, porque al pecar, no solo merezco las penas que causan, sino que principalmente te ofendo a ti, sumo Bien y digno de amor por encima de todas las cosas. Por eso propongo firmemente, con ayuda de tu gracia, no pecar más en adelante y huir de toda ocasión de pecado. Amén.
3. Confesar los pecados
UNA BUENA CONFESIÓN ES DECIR LOS PECADOS AL SACERDOTE DE FORMA CLARA, CONCRETA, CONCISA Y COMPLETA
La confesión consiste en la acusación de los pecados hecha delante del sacerdote.
“Confesarse con un sacerdote es un modo de poner mi vida en las manos y en el corazón de otro, que en ese momento actúa en nombre y por cuenta de Jesús. (...) Es importante que vaya al confesionario, que me ponga a mí mismo frente a un sacerdote que representa a Jesús, que me arrodille frente a la Madre Iglesia llamada a distribuir la misericordia de Dios. Hay una objetividad en este gesto, en arrodillarme frente al sacerdote, que en ese momento es el trámite de la gracia que me llega y me cura”[7].
Se suele decir que una buena confesión tiene “4 C”:
1. Clara: señalar cuál fue la falta específica, sin añadir excusas.
2. Concreta: decir el acto o pensamiento preciso, no usar frase genéricas.
3. Concisa: evitar dar explicaciones o descripciones innecesarias.
4. Completa: sin callar ningún pecado grave, venciendo la vergüenza.
La confesión es un sacramento, cuya celebración incluye ciertos gestos y palabras de parte del penitente y del sacerdote. A continuación te explicamos cómo se desarrolla, con un gráfico que puedes descargar aquí:
4. Cumplir la penitencia
EL SACERDOTE SEÑALA UNA PENITENCIA PARA REPARAR EL DAÑO CAUSADO
La satisfacción consiste en el cumplimiento de ciertos actos de penitencia (unas oraciones, alguna mortificación, etc.), que el confesor indica al penitente para reparar el daño causado por el pecado.
Es una ocasión también para dar gracias a Dios por el perdón recibido, y renovar el propósito de no volver a pecar.

[1] Francisco, Audiencia general, 19.II.2014.
[2] Idem.
[3] Cfr. Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, 303.
[4] San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 64.
[5] Francisco, El nombre de Dios es misericordia.
[6] Francisco, Carta 30.V.2014.
[7] Francisco, El nombre de Dios es misericordia.
Artículo publicado originalmente el 22 de marzo de 2016.
En ocasiones, es nuestra propia vida la que parece bloquearse, torcerse, fruto de una decisión equivocada o de un mal paso… ¿Y quién no desearía contar entonces con la posibilidad de empezar de cero? Esa posibilidad existe gracias a RESET, un reportaje multimedia con varias historias sobre la bondad de acudir al sacramento del Perdón, para alcanzar la certeza de que Dios nos perdona y nos anima a volver a empezar.
#ConCristoPorCristoParaCristo
#CatolicoInstruidoJamasSeraConfundido
#CatolicoIgnoranteFuturoProtestante
#CatolicoIgnoranteSeguroProtestante

POSTDATA: AQUI UN VIDEO EXPLICANDOTE LA CONFESION POR EL QUERIDO PADRE LORIN: https://youtu.be/uvYtbNlzZ8s

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Corona de las lagrimas del Sagrado Corazón de Jesús



Corona de las lagrimas del Sagrado Corazón de Jesús



Hacer la señal de la Cruz  (†)


Por la señal……….


Acto de Contrición


Señor mío Jesucristo,

Dios y Hombre verdadero,

Creador, Padre y Redentor mío;

Por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

Y porque os amo sobre todas las cosas,

Me pesa de todo corazón de haberos ofendido;

También me pesa porque podéis castigarme

Con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia,

Propongo firmemente nunca más pecar,

Confesarme y cumplir la penitencia

Que me fuera impuesta para el perdón de mis pecados.

Amén


Se compone de cinco decenas


Invocación inicial:

V: Por tus Méritos Amor y Misericordia.

R: Sagrado Corazón de Jesús, yo confió en Ti


Se repite diez veces en cada decena:


V: Lágrimas dolientes del Corazón de Jesús

R: Lava los pecados que te hacen llorar.


Invocación Al final de cada Decena:


Todos: Inmaculado Corazón de María, consuela el Corazón de tu Hijo y ruega por nosotros pecadores.

Al terminar las cinco decenas cantar:


Las Misericordias del Señor eternamente cantaré.


Cantaré eternamente las misericordias del Señor

Salmo 88

Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

Cantaré eternamente las misericordias del Señor,

Anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

Porque dije: «tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad».

Sellé una alianza con mí elegido,

Jurando a David mi siervo:

«Te fundaré un linaje perpetuo,

Edificaré tu trono para todas las edades.»

Él me invocará:

«Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.»

Le mantendré eternamente mi favor,

Y mi alianza con él será estable.

Para ganar indulgencia Plenaria es necesario estar en gracia de Dios y rezar por las intenciones del Santo Padre: Un Padre Nuestro, 1 Ave María y Gloria.

tomado de mensajesdediosalmundo.blogspot.com.co

Rosario de la Paz

Rosario de la Paz


† La Señal de la Cruz

Ofrecimiento

 Divino Jesús, Os ofrecemos este Rosario que vamos a rezar, meditando en los Misterios de nuestra Redención. Ofrecemos también en desagravio de los pecados cometidos contra el Santísimo Corazón de Jesús, y el Inmaculado Corazón de María, por la Paz del mundo, por la conversión de los pecadores y de nuestra familia.

Ofrecemos particularmente, suplicando a la Divina Misericordia por nosotros, en los tiempos de purificación.

Concédenos, por intersección de la Virgen María, Madre de DIOS y Madre Nuestra, las Virtudes que nos son necesarias para bien rezarlo, y la Gracia de ganar las Indulgencias de esta Santa Devoción.

MISTERIOS: (Se medita los Misterios del Rosario: Gozosos, Dolorosos, Gloriosos y Luminosos, según el día que corresponda)

Repetir 3 veces en las 3 primeras cuentas:

“Ven Espíritu Santo, por la Puerta del Corazón Inmaculado de María.”

En las cuentas grandes:

“Reina y Mensajera de la Paz, interceded por la Paz al mundo entero.”

En las cuentas pequeñas:

“Reina y Mensajera de la Paz, rogad a DIOS por nosotros.”

Al final de cada Misterio:”

 Gloria: Toda la Gloria por siempre al Poder, a la Sabiduría y al Amor Infinito de Dios, por medio del Inmaculado Corazón de María  Madre Nuestra.,

     “Oh María, sin pecado concebida; rogad por nosotros que recurrimos a Vos y por todos aquellos que aún no recurren a Vos!”

“Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al Cielo todas las almas, y socorre especialmente a las más necesitadas de Tu gran misericordia.”

Líbranos de las guerras, de la violencia, de las maldades y dadnos la paz.”

“Jesús, María y Espíritu Santo, yo os amo! Salvadnos del mal del infierno. Amén”

Al final de los cinco misterios:

En las 3 últimas cuentas: “Por Vuestras Lagrimas de Dolor, Oh Madre, liberad al mundo de las guerras y de las fuerzas infernales.”

Oración final: “Oh María, Reina y Mensajera de la Paz, nosotros Os suplicamos, traed la Paz al mundo entero, paz en la Iglesia, Paz en las familias, Paz en los corazones, Paz en el mundo entero. Que todos nosotros seamos como Vos, mensajeros e instrumentos de la Paz. Que el Espíritu Santo, el Santificador, venga con el Don de la Paz, por la puerta de Vuestro Corazón Inmaculado. Que la Paz de Vuestro Corazón Inmaculado, Oh María, destruya las fuerzas del infierno.

 Oh Jesús, Príncipe y Señor de la Paz, tened piedad de nosotros y del mundo entero. Amén.

PROMESAS
Reza el Rosario de la Paz, hijo Mío! Rezadlo y haced que todos lo recen! Si vosotros lo rezáis, Dios os mandará la Paz, por medio de Mi Corazón Inmaculado… ¡Rezadlo todos los días, pues él es la Oración que Yo misma vine del Cielo para enseñarla!

Yo derramaré un océano de Gracias, y serán llenas de Paz las almas que lo recen devotamente… Pondré la Paz en vuestras familias, uniré los hogares, convertiré mucho pecadores y concederé muchas Gracias por medio de él.
El demonio no resistirá al Poder de este Rosario, y donde él sea rezado, Satanás no podrá permanecer. Rezadlo, meditando los Misterios del Rosario… Rezadlo con el corazón…
Es Mi deseo  que este Rosario se esparza por el mundo entero, a fin de que con él os convirtáis y tengáis Paz. Muchas naciones podrán ser salvadas si rezaren Mi Rosario de la Paz…
Divulgadlo lo más rápido posible”

ORACIÓN DE SELLAMIENTO CON LA SANGRE DE CRISTO

ORACIÓN DE SELLAMIENTO CON LA SANGRE DE CRISTO

 Yo ________(nombre y apellidos) me presento y me entrego para que tu me selles con la bendita sangre del pacto que tu derramaste a favor mío.

  Señor Jesús plasma el sello de tu sangre sobre mis emociones de mi mente y mis pensamientos con la bendita sangre del pacto que tu derramaste a favor mío y de la humanidad para que mi mente sea llena de pensamientos de triunfo, de gozo y paz.

  Sello Jesús a mis hijos (nómbralos) con el sello del pacto que tu derramaste a favor de de ellos para que hasta el ultimo día de sus vidas sean personas de éxito en todo lo que emprendan

 Marca señor Jesús con la sangre del pacto que derramaste a favor nuestro todas mis pertenencias para que sea prospero en todo lo que realice de ahora en adelante

  Coloca señor Jesús el sello de tu sangre derramada en el calvario sobre mi cuerpo para que siempre goce de buena salud (selle con la sangre de cristo los distintos órganos de tu cuerpo)

  Coloca el sello de tu bendita sangre del pacto que fue derramada a favor mío que sea puesto pronto sobre la entrada de mi casa , hoy quiero que sea colocada sobre los distintos lugares de mi hogar (sella puertas, ventanas, paredes, pisos, etc.) para que los espíritus de amargura dolor, enfermedad, pasen de largo ante el poder de tu sangre y mi casa sea protegida de todo mal y peligro y el devorador nunca mas tenga autoridad sobre las personas que habitamos en este lugar y sobre mis pertenencias , que el el sello de tu sangre del pacto paralice a Satanás ahora mismo . me apropio de la palabra que dice: Así el señor no dejara que el destructor entre en las casas de ustedes” Éxodo 12,23

  Señor Jesús, coloca sobre mi vida el sello de tu sangre , que por los distintos lugares por donde tengo que recorrer vaya oculto bajo tu sello de protección de todos mis enemigos conocidos y desconocidos.

 Mantenme oculto de mis enemigos, que el sello de pacto me haga invisible a cualquier mirada, plan deseo o intenciones de las maquinaciones del demonio.

 Que cualquier dardo, cualquier plan, cualquier ataque del demonio quede paralizado, destruido, sin ningún poder, que ante sello del pacto se ahuyente, se aleje, y desaparezca para siempre.

  Huye ahora mismo Satanás, retrocede ante el sello del pacto que ha sido puesto en mi vida para hacerme libre de toda agresión, engaño, o artimañas del demonio .Pues , tu Jesús me compraste a un alto precio, soy tuyo ya no me pertenezco que de ahora en adelante Satanás no pueda tocar ningún bien espiritual y material porque he sido sellado con la bendita sangre del pacto que derramaste a favor mio y de toda la humanidad perdida.

 Que la bendita sangre del pacto selle mi casa junto con todos los que vivimos en ella para que queden ocultos a todas las insidias del maligno. Paraliza con tu poder todo plan diabólico que Satanás quiera utilizar a través de distintas personas para hablar en contra mía deshonrando mi nombre y el de mi familia, que el sello del pacto calle toda murmuración y critica.

 Que la bendita sangre del pacto que derramaste a favor mío nos proteja de la persecución, envidia, del robo, de las equivocaciones, del desanimo, de la derrota, y de cualquier tragedia. Que el sello de la bendición quede perpetuado a todas mis generaciones para que siempre nos mantengamos en paz, prosperidad y amor.

TOMADA DE LA PAG.oracionesydevocionescatolicas.com

lunes, 9 de septiembre de 2019

Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo - San Jeronimo

Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo

Benedicto XVI. Audiencia general del miércoles 14 de noviembre de 2007.

¿Qué podemos aprender nosotros de san Jerónimo? Me parece que sobre todo podemos aprender a amar la palabra de Dios en la sagrada Escritura. Dice san Jerónimo: "Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo". Por eso es importante que todo cristiano viva en contacto y en diálogo personal con la palabra de Dios, que se nos entrega en la sagrada Escritura. Este diálogo con ella debe tener siempre dos dimensiones: por una parte, debe ser un diálogo realmente personal, porque Dios habla con cada uno de nosotros a través de la sagrada Escritura y tiene un mensaje para cada uno.


No debemos leer la sagrada Escritura como una palabra del pasado, sino como palabra de Dios que se dirige también a nosotros, y tratar de entender lo que nos quiere decir el Señor. Pero, para no caer en el individualismo, debemos tener presente que la palabra de Dios se nos da precisamente para construir comunión, para unirnos en la verdad a lo largo de nuestro camino hacia Dios. Por tanto, aun siendo siempre una palabra personal, es también una palabra que construye a la comunidad, que construye a la Iglesia.

Así pues, debemos leerla en comunión con la Iglesia viva. El lugar privilegiado de la lectura y de la escucha de la palabra de Dios es la liturgia, en la que, celebrando la Palabra y haciendo presente en el sacramento el Cuerpo de Cristo, actualizamos la Palabra en nuestra vida y la hacemos presente entre nosotros.

No debemos olvidar nunca que la palabra de Dios trasciende los tiempos. Las opiniones humanas vienen y van. Lo que hoy es modernísimo, mañana será viejísimo. La palabra de Dios, por el contrario, es palabra de vida eterna, lleva en sí la eternidad, lo que vale para siempre. Por tanto, al llevar en nosotros la palabra de Dios, llevamos la vida eterna.

San Jerónimo subrayaba la alegría y la importancia de familiarizarse con los textos bíblicos: "¿No te parece que, ya aquí, en la tierra, estamos en el reino de los cielos cuando vivimos entre estos textos, cuando meditamos en ellos, cuando no conocemos ni buscamos nada más?" (Ep. 53, 10).

En realidad, dialogar con Dios, con su Palabra, es en cierto sentido presencia del cielo, es decir, presencia de Dios. Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento, es esencial para el creyente

Verdaderamente "enamorado" de la Palabra de Dios, se preguntaba: "¿Cómo es posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer a Cristo mismo, que es la vida de los creyentes?" (Ep. 30, 7). Así, la Biblia, instrumento "con el que cada día Dios habla a los fieles" (Ep. 133, 13), se convierte en estímulo y manantial de la vida cristiana para todas las situaciones y para todas las personas.

Leer la Escritura es conversar con Dios: "Si oras —escribe a una joven noble de Roma— hablas con el Esposo; si lees, es él quien te habla"

A la matrona romana Leta le daba estos consejos para la educación cristiana de su hija: "Asegúrate de que estudie todos los días algún pasaje de la Escritura. (...) Que acompañe la oración con la lectura, y la lectura con la oración. (...) Que ame los Libros divinos en vez de las joyas y los vestidos de seda" (Ep. 107, 9.12). Con la meditación y la ciencia de las Escrituras se "mantiene el equilibrio del alma" (Ad Eph., prólogo). Sólo un profundo espíritu de oración y la ayuda del Espíritu Santo pueden introducirnos en la comprensión de la Biblia: "Al interpretar la sagrada Escritura siempre necesitamos la ayuda del Espíritu Santo" (In Mich. 1, 1, 10, 15).

San Jerónimo, obviamente, no descuida el aspecto ético. Más aún, con frecuencia reafirma el deber de hacer que la vida concuerde con la Palabra divina, y sólo viviéndola encontramos también la capacidad de comprenderla. Esta coherencia es indispensable para todo cristiano y particularmente para el predicador, a fin de que no lo pongan en aprieto sus acciones, cuando contradicen el contenido de sus palabras.


#ConCristoPorCristoParaCristo #CatolicoInstruidoJamasSeraConfundido #CatolicoIgnoranteSeguroProtestante

viernes, 6 de septiembre de 2019

La Biblia , su división, sus libros, lenguas

Para conocer las Sagradas Escrituras


Por: Antonio Gracia | Fuente: Catholic.net




¿Todo lo escrito acerca de Dios, ha sido escrito por Dios?

Existen miles de libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos.

La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.

La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.

Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.


1. Hay muchas Biblias distintas. ¿Cuál es la buena?

Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.

Esto se debe a dos motivos:
  • Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.
     
  • Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.

    Para sabe si una Biblia es la original

    Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?

    1. Verificando quen incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.

    2. Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín ‘imprimatur” “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.

    3. Asesorándote con algún sacerdote de confianza.


    2. División general

    La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:

     
  • Antiguo Testamento
  • Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.

    La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.

    A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.


    3. División numérica de la Biblia

    Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.

    Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.

    Para los católicos, la Biblia –Antiguo y Nuevo Testamento– está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.

    Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo.

    Antes se manejaba la hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino, mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el canon corto o palestinense.

    Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:

    a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.

    b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que existía en algunos puntos.

    c)Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.

    Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos por los judíos de Alejandría.

    Seguramente, además de los libros que habían surgido en Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por ejemplo el de la Sabiduría.

    La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento, en 1546.

    Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:

     
  • La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46 libros.
     
  • Jesucristo, al señalarle a san Pedro: "Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 19), nos obliga a hacer y a aceptar lo que los primeros cristianos creían, hacían o usaban (sea de palabra o de viva voz).
     
  • Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina, en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya existía y gozaba de plena autoridad en la materia.

    Como vemos, la Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.

    No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4).

    Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.

    ¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda?

    ¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:

    "Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?.

    Los libros que no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 – 2 de Macabeos.

    Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".


    4. División temática

    Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos:

    Antiguo Testamento

    En tiempo de Cristo –y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes:

     
  • la Ley,
  • los Profetas
  • otros Escritos.

    La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.


    Hoy dividimos las Escrituras, así:

    Los libros que componen la Biblia

    Antiguo Testamento

    El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley.

    Estos cinco libros son :

    Pentateuco
  • Éxodo
  • Génesis
  • Levítico
  • Números
  • Deuteronomio


    Libros sapienciales
  • Salmos
  • Job
  • Proverbios
  • Eclesiastés
  • Cantar de los Cantares
  • Sabiduría
  • Sirácide (Eclesiástico)


    Libros históricos
  • Josué
  • Rut
  • I Samuel
  • II Samuel
  • I Reyes
  • II Reyes
  • I Crónicas
  • II Crónicas
  • Esdras
  • Nehemías
  • Tobías
  • Judit
  • Ester
  • Jueces
  • I Macabeos
  • II Macabeos

    Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel.

    A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores.

    Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor.

    La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.


    Libros proféticos
  • Isaías
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  • Sofonías
  • Zacarías
  • Malaquías

    En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.

    Nuevo Testamento

    Evangelios
  • Mateo
  • Marcos
  • Lucas
  • Juan

    Hechos de los apóstoles


    Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas:

    Cartas del Nuevo Testamento
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  • Hebreos

    Cartas Católicas
  • Santiago
  • I Pedro
  • II Pedro
  • I Juan
  • II Juan
  • III Juan
  • Judas
  • Apocalipsis


    5. Unidad de ambos Testamentos

    El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa.

    Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir.

    Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.

    El Antiguo Testamento… ¿pasado de moda?

    No necesariamente lo viejo se convierte en inservible. Hay cosas como las monedas, los muebles finos o los sellos de correo, que aumentan de valor conforme pasa el tiempo.
    El Antiguo Testamento tuvo como fin preparar la venida de Cristo, pero no pasó de moda con su llegada. Jesús no vino a abolir lo que estaba escrito, sino a perfeccionarlo.

    Por tanto, no podemos prescindir de los libros del Antiguo Testamento. Todos son libros revelados por Dios y en ellos, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, encontramos el testimonio de la pedagogía divina, enseñanzas maravillosas acerca de Dios, sabiduría acerca del hombre, tesoros de oración. En ellos está escondido el misterio de nuestra salvación.

    En el Nuevo Testamento está plasmada la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su resurrección.

    También nos narra los comienzos de la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo.
    Para entender plenamente el mensaje que Dios nos da en el Nuevo Testamento, es indispensable leerlo en relación con el Antiguo.

    Toda la Sagrada Escritura es una sola Revelación, un solo mensaje divino que Dios quiere comunicar al hombre, y no la podremos entender si la escuchamos en forma fragmentada.

    Podríamos comparar la Biblia con una cinta magnetofónica grabada en estéreo: Para escucharla, usaremos un aparato con dos bocinas: una es el Antiguo Testamento y la otra es el Nuevo Testamento. Puedes escuchar la cinta con una sola bocina, pero no oirás la música completa, sino sólo los sonidos graves o sólo los agudos; sólo los instrumentos o sólo las voces. Para escuchar la música tal como la compuso el autor, deberás conectar las dos bocinas y entonces disfrutarás del sonido integral de la composición.

    Para entender en toda su integridad el mensaje de Dios en las Sagradas Escrituras, es necesario leer el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo y leer el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo.
    La Iglesia ha descubierto una tipología que reconoce en las obras de Dios en la Antigua Alianza, prefiguraciones de lo que haría Cristo en la Nueva.

    En el Antiguo Testamento está escondido el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento se hace manifiesto en el Nuevo. Ambos se esclarecen mutuamente y, por tanto, son inseparables.



    6. Textos originales y copias

    No existen los textos bíblicos autógrafos, escritos por la propia mano del autor del libro de los Jueces, o de la Sabiduría, o de Marcos, o de Filemón, etc. Esto no debe asustarnos, ya que tampoco se conservan los originales de las grandes obras literarias y filosóficas de la antigüedad (éstas últimas obras tienen pocos testimonios textuales, y a veces con diferencias de unos diez siglos o más entre el original y las primeras copias).

    Cuando en ocasiones se habla de "originales", se refiere a las lenguas en que originalmente fueron escritos. Por ejemplo, se dice: la traducción de esta Biblia se hizo de los originales, es decir, de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego, según el caso.


    7. Copias manuscritas

    Material

    En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los cilindros y las estelas.

    Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: el papiro y el pergamino.

    El papiro (usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo). Es una planta acuática –caña o junco- que se da sobre todo en el Delta del Nilo. Se abría primero el tallo de la planta y luego se prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil. Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco.

    Constituyen el testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos. El pergamino se forma con la piel de ciertos animales (ovejas, corderos), preparada con una técnica especial perfeccionada en Pérgamo, al norte de Éfeso, hacia el año 100 después de Cristo. Parece que fue muy difundido por los persas.

    En el Nuevo Testamento tenemos un testimonio de su uso en 2 Tim 4, 13: "Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial, los pergaminos".

    Del siglo IV después de Cristo en adelante fue muy común. Es un material mucho más resistente, pero, a la vez, más caro. Por eso, algunos manuscritos en pergamino fueron raspados por completo para que pudieran ser utilizados de nuevo.

    Formato

    El rollo es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece que a partir del siglo VII. Los códices griegos se distinguen en unciales o mayúsculos y minúsculos.

    Los primeros son de letras mayúsculas continuas, más difíciles de leer por no haber separación entre las palabras; estuvieron en boga hasta el siglo X u XI; hay un poco más de 250 de ellos. Los segundos son de letras minúsculas, más fáciles de leer porque se da la separación entre las palabras. Empiezan a utilizarse a partir del siglo IX después de Cristo y se multiplican desde el siglo XI; son alrededor de 2 mil 600.


    8. Lenguas en que se escribió la Biblia

    Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.

     
  • En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.
     
  • En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanto fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos.
     
  • En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.


    Antiguo Testamento

     
  • Daniel: hebreo, con fragmentos arameos y griegos
  • Esdras: hebreo, con inserción de algunos documentos en arameo
  • Ester: hebreo, con fragmentos griegos
  • 1 Macabeos: hebreo. 2 Macabeos: griego
  • Tobías y Judit: hebreo o arameo
  • Sabiduría: griego
  • Todos los demás libros: hebreo


    Nuevo Testamento

     
  • San Mateo: arameo
  • Todos los demás libros: griego


    9.Versiones de la Biblia

    Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas –que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la de los "Setenta" y la Vulgata.

    La versión de los Setenta. Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.

    La versión de la Vulgata. Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el imperio romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso, el valor de otras versiones.

    La Sagrada Escritura es muy valiosa para la vida de la Iglesia

    Como la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios viva, sabemos que su poder y su fuerza para los cristianos es enorme. La Sagrada Escritura, junto con la Eucaristía, es la que da sustento y vigor a la vida de la Iglesia, asegura la firmeza de la fe, es alimento del alma y fuente de vida espiritual

    La Sagrada Escritura debe ser el alma de la teología, de la predicación pastoral, de la catequesis, de la instrucción cristiana. Sólo así aseguraremos en estas actividades, la presencia de Jesucristo, la Palabra, y por tanto, los frutos de santidad de las mismas. Invitando a Cristo a que nos acompañe en estas acciones, no nos quedaremos en lo humano. Él mismo se encargará de santificar cada palabra que digamos para darse a conocer a todos los hombres.

    La Iglesia recomienda la lectura frecuente de la Sagrada Escritura, ya que desconocerla es desconocer a Cristo.

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